Desperdiciaste sus garras en tu piel y su mirada intensa
clavando tu rostro, pidiendo un poco más.
No podrás jamás,
volver a ver el gato negro
deambulando por tu casa desnuda.
y ahora intentas cargar el vacio de tu habitación con otros cuerpos.
Nunca debiste hablarle de amor...
Ella no va a volver. Tuvo un suicidio de invierno.